Se dice o escribe, se pinta o se grita, que la barricada cierra la calle pero abre el camino. Igual que el urbanismo del dominio tiene sus templos venerados, ese apilar colectivo, de mano en mano, de adoquines o cualquier otro trasto en medio de las calles para levantar barricadas testimonia la pertinaz arquitectura proletaria: la de las revueltas, la de las insurrecciones, la de la revolución social. Las otras Barcelonas rebeldes, o aquel mar de fuego subterráneo que ensalzara Anselmo Lorenzo, se han prodigado por mucho tiempo en esa arquitectura efímera antesala y práctica del sueño igualitario. Por eso este recopilatorio de imágenes que dejaron rastros, y que tuvieron sus rostros, desde aquella Revolución de julio de 1909 a los Hechos de mayo de 1937.
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